lunes, 29 de octubre de 2012


Cuentan que en la antigua ciudad de Las Tunas de Bayamo, como se llamó a la histórica ciudad de Cueybá, actual ciudad de Las Tunas, en una noche oscura, cuando el cielo mostraba su negrura en amenaza de intensa lluvia y solo los relámpagos cortaban las tinieblas de la noche, una de las casas más aisladas notó que a la vuelta de la confluencia del río Hormiguero con el Ahoga-Pollos aparecía y desaparecía lentamente una pequeña luz rojiza, que se alzaba y bajaba en forma tal que una mujer creyó que la tal luz bajaba y subía desde el cielo.

Se santiguó cristianamente y cerró su puerta, y apagó de un soplo la primitiva candileja de hojalata alimentada con aceite de carbón.

Pero la buena mujer no podía conciliar el sueño y desde su lecho seguía viendo aquella luz, a través de las rendijas que abundaban en el techo de su casa.

Para ella era con toda seguridad un espíritu de algún muerto que andaba en pena recorriendo los lugares en que cometiera sus pecados y fechorías.  Cuando llegó el marido a media noche la mujer refirió el raro acontecimiento, y añadió que había visto que la luz salía del campo santo y que se elevaba hasta perderse en el cielo.

A la mañana siguiente, después de una noche de insomnio y de terror, marido y mujer se encargaron de llevar la noticia a todas las casas de los vecinos y alguno hubo que sin haber visto nada aseguró que él también había observado la luz y que sin duda era una cosa mala y que había que alejar.

La luz continuaba apareciendo en las noches oscuras, siempre en el mismo sitio y llevando la misma dirección. La fantasía popular llegó a hacer de la luz algo como una cosa extraordinaria. El terror se había apoderado de los vecinos que al cerrar la noche se encerraban en sus casas, pero alguno que otro de vez en vez se asomaba con discreción y miraba con recelo hacía la dirección en que aparecía la misteriosa luz.

Sin embargo a pesar del miedo que dominaba a todos hubo uno que se atrevió a disparar un escopetazo al misterioso fantasma, que al sentir cerca los disparos se perdió como por arte de magia entre los maniguales cercanos y no volvió en muchas semanas a hacer su aparición.

Pero los comentarios continuaron y entonces se hablaba de cierta doncella que sin miedo a las apariciones solía salir en noches más oscuras y estar ausente de casas hasta horas muy altas de la noche.

La razón se impuso al fin y una pareja de jóvenes decididos se dispuso hacer fin a la terrorífica aparición. Cuando el fantasma apareció al lado del cementerio el mozo emboscado salió machete en mano y le puso en precipitada fuga mientras dejaba caer una vela encendida que llevaba y descubrió a la pareja de amantes que salía sin miedo a los muertos a platicar con las estrellas en el seno seguro y apacible de la manigua criolla.

domingo, 28 de octubre de 2012


Andando en la Red, encuentro una crónica en el periódico español El País, en su edición digital, en la que se recurre a la nostalgia maligna de algunos cubanos que yacen en Miami desde hace muchos años, y que cada día se levantan con la esperanza de ver caer la Revolución cubana, y también, cada día, se aleja de ellos (y de todos los que lo desean) esa meta que se ha convertido en suprema y enfermiza.

Su autor, Francisco Peregil, se limita a exponer los puntos de vista de un grupo de viejos, como los llama, que superan los 70 años de edad y se han pasado la vida odiando a sus propias raíces, porque el solo hecho de desear un bloqueo "total por aire, mar y tierra" a la Isla, deja a las claras que esos "señores" no tienen escrúpulos, porque aun en el caso de que no quedara en Cuba ninguno de sus familiares, esta es la tierra que los vio nacer, y hay que ser cruel para pensar en bloqueo total y hasta en la guerra, la que han pedido a gritos durante más de 50 años.

El periodista de El País tituló su trabajo Un millón de Cubas dentro de Miami, y narra cómo en esa misma palmera en la que hoy se reúnen estos cubanos llenos de odio, se han fraguado ataques contra Cuba y hasta atentados contra Fidel Castro, en una muestra de desprecio y odio total contra su propia tierra.

Es incomprensible mirando desde la razón, el que alguien no venga a su país porque le dé su dinero al gobierno o porque no soporte a quienes dirigen a Cuba. ¿Es posible un pensamiento así sin estar enfermo, espiritualmente?  

Es interesante, sin embargo, leer la opinión de un joven de 25 años, taxista, que nació en Miami de padre cubano, y ha venido cuatro veces a la Isla, que no es su tierra:

"La primera vez me gustó mucho poder jugar por la noche a la pelota en la calle. Aquí eso sería imposible, te podrían matar. Esto es la salvajada, el sálvese quien pueda, y allí se está más tranquilo", ha dicho demostrando que las nuevas generaciones no llevan el odio ni la rabia de sus predecesores.


También el reconocido periodista Max Lesnik, quien salió de Cuba en 1961, habla con tino:

"Entre los años 70 y 80 los extremistas cubanos de la derecha en Miami me pusieron 11 bombas en la oficina de una revista que yo editaba. Aquí siguen copando todos los medios de comunicación. Pero cada vez son más los cubanos que no piensan como ellos. Y la prueba es que Barack Obama, partidario del diálogo con Cuba, ha sido votado en todos los distritos electorales del condado de Miami-Dade, que es donde vive el 90 por ciento de los cubanos".

Y el periodista español hace una pregunta interesante: Pasados los 50 años desde la revolución, ¿mereció la pena? 

Es el propio Lesnik el que responde: "Siempre mereció la pena. Pero la pregunta que hay que hacerse es por qué no salió mejor. ¿Por la voluntad de sus dirigentes o porque se encontraron con la oposición de la nación más poderosa del mundo durante 50 años? Para hallar la respuesta, que levanten todos los obstáculos y ya veremos lo que ocurre en Cuba. Estados Unidos organizó invasiones y operaciones desestabilizadoras como no ha sufrido ningún otro Gobierno del mundo".

Muchos dicen que el bloqueo de Estados Unidos contra Cuba es una justificación del Gobierno cubano ante las dificultades y la escasez. Y yo hago otra pregunta: ¿por qué no lo quitan entonces? ¿Por qué no se atreven a levantarlo si están seguros de que es una justificación?

Yo, que nací con la Revolución, he crecido bajo el odio de nuestros vecinos del norte, pero sobre todo de muchos cubanos de Miami, y formo parte de ese 70 por ciento de la población cubana que ha crecido bajo las leyes del bloqueo de Estados Unidos contra mi pueblo. ¿Quieren mayor crueldad que en estos mismos momentos 70 de cada 100 cubanos hayamos vivido y seguimos viviendo en esas condiciones?

Acá en Cuba, hay una sentencia sabia: "No hay peor cuña que la del mismo palo", refriéndose a la propia gente de uno. Si todos estos cubanos rabiosos se fueron porque quisieron, y viven bien en Miami, ¿por qué siguen odiando a quienes decidimos quedarnos? ¿No sería más agradable la vida para todos si cada cual se dedicara a lo suyo, sin importar cómo viven los demás? 

Es cuestión de principios humanos, aunque también es bueno preguntarse: estos señores llenos de odio, ¿serán humanos?


Leer comentario en El País

Un millón de Cubas dentro de Miami


Muchas veces, cuando me siento frente a la máquina y me asombro una vez más de las posibilidades que nos brindan las comunicaciones de hoy, pienso en mi amigo y periodista Ubiquel Arévalo, que murió hace 23 años sin conocer estas nuevas herramientas, y lo imagino con su talento en este mundo donde las fronteras ya no son un impedimento para conversar con cualquiera donde quiera que esté y en la fascinación que hubiese experimentado con estos nuevos inventos.

Y lo digo porque con las redes sociales la gente está al alcance de un clic, y con facebook, por ejemplo, uno encuentra a amigos que les perdió el rastro hace muchísimos años, y ahora aparecen para alegrarte la vida, para recordarte que un día uno fue estudiante y niño y adolescente, y que pertenece a una generación que marcó época con la música de Los Beatles, The Rolling Stone, Los Mustang, Los Bravos, Led Zeppelin, Aguas Claras...

Así, me he encontrado con Ángel Luis Sánchez, compañero de aula en séptimo grado, cuando allá por la ya lejana década de los 70 del pasado siglo, estudiábamos en la secundaria básica Wenceslao Rivero, una de las dos escuelas más emblemáticas de su tipo en la ciudad de Las Tunas, al oriente de Cuba, junto a su eterna rival: la secundaria Cucalambé.

Ángel Luis era un muchacho flaco y cabezón -por lo menos así lo recuerdo- y tan inteligente que muchos lo teníamos como un genio, sobre todo aquellos que éramos pésimos en Matemática, porque tenía tanta destreza para las ciencias, que para él resolver una ecuación matemática de aquella profesora de cuyo nombre no quiero acodarme, era como tomarse un vaso de agua fría.

Yo no recuerdo si era un amante de las ciencias como de la música, porque en verdad era inteligente en todas las materias, pero parece que sí, porque después estudió Ingeniería Química en la Universidad de Oriente, y se hizo músico y creo que formó parte del emblemático grupo Los Surik, hasta que un día decidió hacer vida fuera de Cuba y marchó a los Estados Unidos.

Y me ha enviado a través de su hermana Ana este mensaje por facebook: "Oiga, mire que yo le envidiaba aquel pelito rubio, bien lacio que usted se peinaba con una raya cuando estábamos en 7mo grado en Wenceslao Rivero....pero bien , ahora el brillo del sol se nos ve mejor......Saludos…

Por supuesto que en su expresión me demuestra que sigue siendo genio y no solo para las ciencias, pues esa imagen que me ofrece para decirme que estamos faltos de pelos -en su caso porque en el mío ya casi no me queda nada- habla por si sola de su inteligencia, y porque hace alusión a mi eterna manía de parecerme a Los Beatles con mi pelo siempre largo aun cuando estaba prohibido en la escuela, y porque su pelo era más ensortijado, digamos, y no podía dejarlo tan largo como el mío.

Cuando busqué sus fotos pensando encontrarme a mi compañero de estudios me percaté entonces de que el tiempo ha pasado, y que dejó atrás aquella figura flaca para pesar unas 200 libras según dice, aunque en el fondo sigue siendo el mismo tipo ocurrente de la década del 70.


Después Ángel Luis me envía otro mensaje menos publicable por su locura al hablar y se lamenta de no contar con la suficiente memoria gráfica para demostrar que una vez tuvimos pelo, porque nuestra generación creció sin las posibilidades de la fotografía de hoy, cuando la imagen digital es una explosión y cualquiera deja el testimonio de su época. Y termina así su mensaje:

"Sed abrazado por este niño flaco, que aún tiene aquellos diez o doce años, aunque esté atrapado en un envase calvo y barrigón de unas 200+3 libras..."

Nada, que me place encontrarme a un buen amigo que hace su vida en otro lugar, pero con muchas de las nostalgias de nuestra época de adolescentes y jóvenes, cuando nos las pasábamos enamorando muchachas, asistiendo a fiestas de 15 años, cantando Yestarday, o El llanto de mi guitarra, o La Balada de John y Yoko, o haciendo "pininos" algunos para por lo menos aprobar Matemática, mientras otros, como Ángel Luis, decían que eso era pan comido y ni asomaban sus ojos a los ejercicios dejados por aquella profesora cuyo nombre no quiero recordar.


viernes, 12 de octubre de 2012


He leído con horror la noticia en la Red que me llega de la vecina provincia de Camagüey, al este de la ciudad de Las Tunas, donde vivo: el bloqueo de Estados Unidos contra Cuba impide aplicar una nueva técnica de supervivencia a niños afectados por insuficiencia renal crónica terminal, residentes en áreas rurales de difícil acceso, de ese territorio.

El genocida bloqueo en su negativa de comercio con mi país prohíbe introducir en Cuba la diálisis peritoneal continua ambulatoria, por lo cual los niños enfermos deben continuar bajo el tratamiento tradicional, con la asistencia en días alternos a la atención hospitalaria.

Y esto sucede a pesar de Cuba expresar en la solicitud de adquisición de la novedosa técnica, el propósito de iniciar su empleo en niños radicados en zonas intrincadas del campo. Pero de nada ha servido.

A la administración de Barack Obama no le importa que nuestros niños mueran aunque esté en sus manos el alivio de sus males, la salvación de sus inocentes vidas.

Cuánta crueldad contra un pueblo noble y humilde, contra sus semejantes de la especie humana; cuánto odio por el solo hecho de no ponernos de rodillas ante sus deseos.

¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI, haya personas capaces de ocasionar interferencias en los objetivos de elevar la supervivencia de niños en estado crítico de salud, y en quienes la diálisis sustituye las anuladas funciones de los riñones para eliminar toxinas incompatibles con la vida?

¿No tendrán hijos quienes así actúan? ¿No tendrán madres, padres, hermanos, familia...? ¿No piensan que a cualquiera de ellos también les puede tocar una enfermedad como la de estos niños cubanos, a pesar del dinero que puedan tener y de la posición que puedan ocupar?

Tanta crueldad asquea.

No se dan cuenta de que la historia misma escribe una triste y repugnante página de horror y maldad, de la que un día la propia humanidad sentirá vergüenza, y quizás hasta algunos descendientes de estos asesinos bajarán la cabeza apenados por historias como la de esos niños enfermos de Camagüey, que deben seguir sufriendo aun cuando el alivio a sus males esté en manos que deberían pertenecer a la especie humana.

Desde mi orilla

Este es mi espacio personal para el diálogo con personas de buena voluntad de todo el mundo. No soy dueño de la verdad, sino defensor de ella. Vivo en un país libre y siento orgullo de ser cubano.

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