Aunque
el Molino Rojo nació en París, Francia, hace más de 100 años, renació otra vez
con sus características propias en la tierra de Bolívar, en la Venezuela de
Chávez, por iniciativa de cierto artista con ideas revolucionarias que responde
al nombre de Leonardo Fuentes Caballín, cuando cumplía sus funciones en la
Misión Barrio Adentro, como una señal chavista, revolucionaria, por el color
que identificaba la idea.
Pero
como Leonardo no pudo realizar todos sus sueños dentro de aquella iniciativa,
porque tuvo que regresar a Cuba después de cumplir su tarea, llegó a Las Tunas
pregnado por todo lo que había hecho, pero sobre todo por lo que quedó por
hacer, y ya en esta tierra le daba vueltas y vueltas aquella idea en su cabeza,
hasta que un día, sin proponerlo, le dieron un viejo y amplio local en la calle
Gonzalo de Quesada esquina Lico Cruz, para que hiciera algo cultural, y no
pensó dos veces el renacimiento de un nuevo Molino Rojo, con ideas constantes,
como el de París, y con el sustento teórico del de Venezuela, aunque también con
sus propias características.