Con este primero de noviembre Cuba vuelve a su horario normal y deja atrás el de verano,
que tanto me gusta porque anda tan de prisa como la propia vida.
Claro, eso
ha sido con el paso de los años, porque cuando era estudiante, cada vez que
llegaba el horario de verano era como una maldición, porque el día todavía
campeaba por su respeto casi a las 8:00 de la noche, y eso me limitaba
enormemente mis movimientos con las novias de turno.
En aquella
época, con el horario normal todo era una bendición, porque a las 6:00 de la
tarde, cuando terminaban las clases en la secundaria básica, era completamente
de noche, y entonces con la novia de ese momento podía recrearme en algún lugar
en penumbras por lo menos una hora, hasta que la muchacha tenía que marchar a
casa.
Recuerdo a
mi novia Iris Sosa, muchacha que me partía el pecho al medio por lo que era y
éramos, que todos los días salíamos de la secundaria Carlos Marx, de la ciudad de Las Tunas, y nos deleitábamos con las luces de la noche, aunque teníamos que
dar vueltas porque vivía muy cerca de la escuela. Y así pasaba con Maritza,
Elsita, La Gallega, Digna, Rosario, Mercedes, Anita, Isabel…
Ya con el
tiempo el horario de verano me fascinó por su rapidez y porque la luz natural
permite dedicar más de una hora al karate-do o el Aikido y la carrera de
resistencia por las avenidas de la ciudad cercanas a donde vivo y porque las
mañanas se van rápidamente y no te da tregua para perder el tiempo.
Por eso a
partir de hoy sufro con el horario normal, que para nada me gusta ahora, cuando
ya no tengo novias que buscar en la secundaria, y los intereses cambian con la
edad, y los venideros seis meses me rompen mis esquemas porque a las 6:00 de la
tarde es de noche y aunque las carreras pueden ser a cualquier hora, el deporte
no, porque es una hora pesada solo con las sombras de la noche.
Así de
cambiante es la vida y el pensamiento de las personas, aunque muchos, miles,
quizás millones sean partidarios de este horario, que a fin de cuentas es el
normal, si se puede llamar así, porque el de verano de anormal nada tiene.
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